LOS OTROS MUNDOS

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MUNDO CON MUNDOS

domingo, 17 de noviembre de 2013

EL LECTOR

El lector (Der Vorleser en alemán, literalmente "el que lee en voz alta") es una novela escrita por el profesor de leyes y juez alemán Bernhard Schlink. Fue publicada en Alemania en 1995 y en los Estados Unidos (traducida al inglés por Carol Brown Janeway) en 1997. El libro fue traducido a treinta y nueve idiomas. El tema es el Holocausto, y la forma en la que han de ser juzgados los culpables, y plantea por ello un dilema moral. Al mismo tiempo, trata del conflicto generacional de posguerra, sobre todo en la descripción de la relación del personaje principal, un adolescente, con su padre.
El libro de Schlink fue muy bien recibido en su país natal, tal y como lo fue en los Estados Unidos, donde recibió numerosos premios. Se convirtió en la primera novela alemana en llegar al primer lugar de la lista de mejor vendidos del New York Times. A su vez, fue incluido en la currícula universitaria de los cursos de la literatura sobre el Holocausto, de alemán y de literatura alemana.
En 2008 el director Stephen Daldry dirigió la versión cinematográfica del libro, que fue nominada a cinco premios de la Academia, y Kate Winslet ganó por su interpretación de Hanna Schmitz.

TRAMA
La historia está contada por el personaje principal, Michael Berg, dividida en tres partes. El libro está situado en Alemania estando las tres partes en el pasado.
Primera parte
Es el año 1958; Michael, un joven de quince años, se enferma camino a su casa cuando Hanna Schmitz, veintiún años mayor que el, lo ve, le ofrece ayuda, lo limpia y se asegura que llegue a su casa sano y salvo. Michael pasa los siguientes tres meses ausente del colegio luchando contra la escarlatina.
Michael va a visitar a Hanna para agradecerle su ayuda, allí se da cuenta de que se siente atraído hacia ella. Avergonzado, luego de haber sido descubierto espiándola mientras se vestía, escapa corriendo; sin embargo, vuelve unos días más tarde.
Hanna le pide a Michael que le ayude a subir carbón a su departamento, lo que lo deja cubierto en hollín. Ella lo observa bañarse y lo seduce.
Michael, entusiasmado, la visitará regularmente, y comienza así una relación primordialmente sexual. Desarrollan como ritual bañarse y después hacer el amor, antes de lo cual ella pide que le lea en voz alta, habitualmente obras de literatura clásica, entre las que se encuentran la Odisea y La dama del perrito. A pesar de sus encuentros que cada vez se hacen más frecuentes, permanecen emocionalmente distantes, lo que contrasta con su cercanía física. De tanto en tanto, Hanna abusará verbal y físicamente de Michael.
Meses más tarde Hanna desaparece sin dejar rastro alguno. La distancia entre ambos fue creciendo a medida que Michael pasaba más tiempo con sus amigos del colegio y menos con ella, por lo que se siente culpable y cree que fue algo que él hizo lo que causó la partida de Hanna. Su recuerdo arruinará toda futura relación entre Michael y cualquier otra mujer.
Segunda parte
Siete años más tarde, se ve a Michael, que es estudiante de leyes, siendo parte de un grupo de estudiantes que reciben la tarea de observar juicios contra criminales de guerra del Holocausto. Un grupo de mujeres que habían servido como guardias para la SS estaban siendo juzgadas por permitir que trescientas mujeres judías murieran en el incendio de una iglesia que había sido bombardeada durante la evacuación del campo de concentración que estaba a su cargo, alegando haberlo hecho para su supuesta protección. El incidente había sido plasmado en un libro escrito por una de las supervivientes que, al terminar la guerra, había emigrado a Estados Unidos y que ahora era la testigo principal del juicio.
Para sorpresa de Michael, Hanna es una de las juzgadas, lo que lo lleva a una montaña rusa de emociones que se encuentran y desencuentran: se siente mal por haber amado a una criminal implacable y a su vez está consternado por la voluntad que tiene Hanna de aceptar toda la responsabilidad, por haber supervisado a otros guardias aunque haya evidencia que pruebe lo contrario.
Durante el juicio, Michael se sorprende al enterarse de que Hanna es analfabeta, lo que demuestra que ella no podría ser la culpable de todos los crímenes que se le imputaban ya que no era la encargada de llenar los reportes que hacían los de la SS cuando ejecutaban a sus prisioneros; también sale a la luz que Hanna tomaba prisioneras débiles o enfermas y les pedía que le leyeran en voz alta antes de enviarlas a ejecutar en la cámara de gases. Michael se pregunta si Hanna lo hacía para darles a las prisioneras unos últimos días meramente tolerables o si las mandaba a morir para que no revelaran su secreto. Como en el juicio Hanna, por vergüenza, rehúsa confesar su analfabetismo, firma documentos fingiendo haberlos leído, y provoca así su propia condena de cadena perpetua. Michael, por su parte, decide callar su secreto aunque sus emociones lo vuelvan loco.
Tercera parte
Michael, intentando apaciguar de alguna forma sus emociones, comienza a registrar en una grabadora su propia lectura de libros, grabaciones que le envía a Hanna. Los años pasaron, Michael tiene una hija resultado de un matrimonio fallido; por su parte, Hanna comienza a aprender (autodidacta) a leer y escribir pidiendo a la biblioteca los libros que Michael le había grabado y siguiendo con ellos la lectura. Michael recibe cartas de Hanna, pero rehúsa responderle con algo más que las cintas, no puede hacerse a la idea de escribirle. Luego de dieciocho años, Hanna es puesta en libertad, él accede, no sin antes vacilar al respecto, a encontrarle trabajo y casa. La va a visitar a la prisión. El día antes de su liberación en 1984, Hanna se suicida, lo que deja a Michael devastado. Éste se entera que Hanna había estado leyendo diversos libros escritos por supervivientes del Holocausto y muchos sobre campos de concentración, y que le había dejado un pedido; que le diera todos sus ahorros a la superviviente del incendio de la iglesia.
Cuando Michael va a buscar a esta mujer a Nueva York, le cuenta su historia. Ella, distante y ahora una mujer muy rica, no accede a aceptar el dinero y a donarlo a una organización judía de lucha contra el analfabetismo, a nombre de Hanna, ya que aceptarlo sería equivalente a darle absolución, cosa que no se cree capaz de hacer. Añade un comentario burlón, al respecto: "Pero para los judíos el analfabetismo no representa un problema."
Al volver a Alemania, Michael visita la tumba de Hanna por primera y única vez.


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